Segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.

¿Cómo me desahogo cuando no quiero que nadie sepa lo que estoy pasando? Cambio las versiones, miento, disimulo... sé que si suelto todo lo que siento o pienso voy a estar mucho mejor, pero al mismo tiempo prefiero callar porque sé que al final siempre acabaré con la maldita sensación de que nadie me ha escuchado, de que nadie le ha dado importancia a lo que cuento, nunca oigo lo que espero oír, nunca están esas palabras sinceras, solo encuentro miradas vacías que sienten lástima por mi o que me miran desde arriba, respuestas estúpidas, consejos sin sentido o simplemente silencios incómodos. Tengo un caos absoluto lleno de sentimientos incomprensibles y palabras que no saben cómo escapar. Estoy en caída constante hacia el puto borde del abismo y el paracaídas no se abre y parece ser que por mucha ayuda que pida nadie me oye, en medio de este caos siempre tengo la misma sensación tan intensa que me golpea el pecho como un mazo, es como subir a oscuras unas escaleras y pensar que hay un peldaño más, el pie cae y hay un horrible instante de oscura sorpresa... Pues así, pero constante. Y al final me resigno, me rindo y cedo a darme por vencida porque estoy harta de luchar, de intentar, harta de ilusiones en vano aunque al final siempre hago de tripas corazón y me echo una capa mas en esta coraza que algún día llegará a ser indestructible, no volveré a sentir nada. ¿Para qué? si las cosas están así, siempre así, seguirán así, no van a cambiar, no tienen remedio, ni retorno, me obligan a seguir viviendo entre saltos y caídas, siempre al borde, siempre al filo.